Signo y secreto:
fisuras de la memoria, la identidad
y la ausencia
(...)Para saber todo esto, para sentirlo, es preciso atreverse, es preciso acercar el rostro a la ceniza. Y soplar suavemente para que la brasa, por debajo, vuelva a producir su calor, su resplandor, su peligro. Como si, de la imagen gris, se elevara una voz: "¿No ves que estoy en llamas?"
- Georges Didi-Huberman
Existe un territorio donde toda frontera se desdibuja. Este espacio está, ineludiblemente, atado a diversas temporalidades. Sin embargo, sólo es posible visitarlo desde el presente. Este territorio es extraño: cambia con cada proyección y con cada pulsión. Cada deseo le da nuevas formas. Si bien son parecidas, éstas nunca son las mismas, pues se trata de imaginarios complejos y diversos. De igual manera, los cuestionamientos que enunciamos en este territorio ilocalizable suelen traer pocas respuestas. Generan muchas preguntas, pues la naturaleza de este espacio es horadada: está llena de huecos y artificios. De signos y secretos.
Aunque no parezca ser trazable, este espacio tiene coordenadas específicas y si seguimos su pista nos conduce a lugares, personas y situaciones. La memoria se muestra entonces como un universo subjetivo multiforme y multicolor que nos devuelve, a través de pequeñas fisuras, ecos de otros tiempos, de luces pasadas y de voces que hoy ya no están.
La memoria está anclada a nuestros espacios y marcos referenciales primigenios. Es la arquitectura del origen de quienes somos y de nuestros posibles devenires. Porque, si bien la memoria exige mirar atrás, en espiral nos dirigimos al frente, como el Ángelus Novus de Paul Klee al que Walter Benjamin hace referencia en las Tesis sobre la historia: voltear atrás mientras se vuela hacia adelante. Mirar las brasas como huellas que consumen toda barbarie, sobrevolar toda época que nos antecedió y de las que hoy sólo quedan vestigios: índices de experiencias colectivas que insisten en su regreso, en su retorno fantasmal. Éstas vuelven en los sueños y permiten proyectar al futuro nuevos mundos, nuevos comienzos. La memoria, la identidad y la ausencia son ramas de una misma genealogía, la fábrica de todo aquello que nos define.
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Exposición colectiva:
Esteban Fuentes, José Toscano, Diana Cano, Pedro Canseco, Jorge Machado, Gladiola Espinoza, Roberto Uribe, Orquídea Espinoza, Ernesto Machado, Jorge Benítez, Rebeca Allende, Checo MoGo, Valeria Arendar, Eleana Konstantellos, Aldo Arriaga, Alexis Zavala, Irlanda Orrostieta, Fernanda Olmos, Itzómitl Palacios, Balam-Ha Carrillo, Ana Korotkova, Sebastian Machado.


