Conjurar el agua,
ablandar las piedras
María Naidich
La instalación Conjurar al agua, ablandar las piedras de María Naidich presenta una serie de objetos minerales como piedras, cristales y materia orgánica como el agua. Al estar juntos, abren la posibilidad de proyectar otros mundos que, vistos desde una mirada arqueológica, podrían ser los vestigios civilizatorios de vidas pasadas o futuras que imaginamos. El trabajo de la artista se articula en cuatro momentos: 1) cuando da sentido a la forma del vidrio; 2) cuando las piedras la encuentran; 3) cuando la cerámica se moldea, se amasa y configura el ensueño y; 4) cuando todos los materiales entran en contacto, cada uno desde su propia espacialidad.
De igual forma, su interés está articulado a partir del lento quehacer de la gota de agua que crea y modifica a una piedra. El agua, entonces, amalgama y aglutina. Reconfigura y cohesiona el conjunto universal de las piedras. Esta potencia transformadora hace que las obras que se reúnen presenten un conjunto de conceptos y sugerencias particulares que exigen una forma introyectiva de mirar. En cierto modo, las piezas de Naidich son agentes, tienen poder activo, un significado simbólico y, hasta cierto punto, imperfecciones de carácter azaroso: son un constante conjuro que invoca al agua y el lento pero inequívoco ablandamiento de las piedras.
Más allá de la materia, que creemos inerte, existe el mundo vibrante de las cosas. El trabajo de María Naidich está atravesado por las teorías de los nuevos materialismos. La materia interpretada desde ahí se convierte en receptáculo de memorias latentes, que son inagotables en su devenir. El anacronismo que la compone funciona a modo de palimpsesto temporal. Cada marca desentraña la historia, si bien ambigua, de un acontecimiento. El poder que contienen las cosas radica en su capacidad de animar lo inerte, de actuar, de producir efectos evocativos. Ahora bien, ¿qué esconden las materias de Conjurar el agua, ablandar las piedras? ¿qué evocan las líneas de sus trazos? ¿con qué lenguaje secreto se comunican? ¿desde qué espacio enuncian? Existe un gesto que resiste de manera constante cuando damos por hecho la realidad. Es la ficción la que nos mantiene conectados a un gran cristal que nos deja distinguir otros mundos, espacios heterotópicos que nos posibilitan percibir la iridiscencia y ver de cerca el agua habitada, el tiempo suspendido.
Lo que presenciamos son imágenes de la ensoñación, porciones de una fábula que han decidido cruzar las fronteras materiales, elementos que dan cuenta de su propia gravedad. El ensueño se muestra en una suerte de mente activa capaz de componer, crear y sustituir el destello de la realidad. Ahí es posible encontrar signos, apariencias, y la resignificación de los elementos matéricos. Se hace posible convertirse en un cuerpo que activa a otro cuerpo, que dirige y reanima la materia inerte.






